El debut en la ficción narrativa de la poeta Julieta Valero arma el puzzle emocional que une a dos mujeres con una prosa mágica y sensual.
«Una evidencia que nos asombra.» Una de las definiciones de Poesía que más me gustan vale igual para el deseo. El deseo y su objeto, que con la energía del verbo hacemos uno, eran cosas distintas antes de acontecernos. Yo conocía a Elena como a otras docenas de personas relacionadas con la educación de mi hijo. Qué maja, piensas, yendo hacia el coche; y ese mismo atisbo de simpatía cumplida ya es una película que plastifica a los interlocutores en su papel dado; somos padres, madres, somos nuestra función. El nombre propio y lo que pudiera desatar una mirada se obvian, como un vicio extraño. Pero sucede a veces que el plástico se funde. No por un calor que emana de la persona observada desde el yo. Nada cambió en Elena; mi deseo la encontró.#
Con una prosa enérgica y sensual, Julieta Valero entrega una novela que se despliega en diferentes relatos y un libro de relatos que se lee como una novela. La forma y el tono varían, pero un tema se impone: adultos que crían al margen de la crianza, y los márgenes de la niñez como espacio que nos sigue hablando cuando ya somos adultos. Niños aparte dibuja un país en cambio constante, con sensibilidades enfrentadas y sin embargo familiares.