El confinamiento por la COVID-19 ha puesto a prueba el sistema escolar en una situación sin precedentes. Profesores, alumnos y familias han tenido que reinventarse para hacer frente a una nueva manera de aprender y de convivir. Esta es la emotiva carta de una profesora a sus alumnos después del curso más extraño de sus vidas.
«Se acaba el curso y tengo algo que contaros. Siempre tengo algo que contaros, en realidad. ¿No tenéis la sensación de que hemos estado confinados varios años, y al mismo tiempo, apenas unos minutos? ¿O de que algunos días parecen eternos mientras suceden, y luego, al volver la vista atrás, apenas los recordamos? ¿O de que algunas de las cosas que hemos vivido han durado tan solo unos instantes, pero han quedado grabadas a fuego en nuestra memoria?
Escuchadme, por favor: no vayáis nunca a mínimos. No os conforméis. Estoy absolutamente convencida de que existe una línea que une la bondad, la belleza y la inteligencia. Es una línea fina pero irrompible. No la subestiméis. Sed ambiciosos y exigentes, pero no con arrogancia, sino con humildad. Hay que ser muy humildes para darlo todo y hay que ser muy valientes para darse a los demás.»