“Nietzsche acabó con el estorbo de Dios –escribe el autor– y desde entonces todo nos está permitido. Algo así le ocurre al adolescente. Acaba de descubrirse a sí mismo y se encuentra maravilloso, lleno de posibilidades, capaz de empezar desde cero y comerse el mundo”. Como el adolescente, la sociedad actual busca romper con su pasado, rechazando sus límites. Es el héroe de nuestro tiempo, que idolatra la juventud, el cambio por el cambio. Se opone a la madurez, que asocia con la decadencia inminente.
Con lenguaje audaz y fuertemente expresivo, el autor denuncia las fisuras del pensamiento dominante acerca de la culpa y la autoestima, el patriarcado, el “pecado del sufrimiento”, el desprecio del pasado o la equiparación del animal al hombre. Ofrece así un libro lleno de reflexión, que interpela y estimula el sentido crítico.