Nieves Herrero vuelve a la historia contemporánea para relatar la pasión que vivieron Luis Miguel Dominguín y Ava Gardner. Una relación a la que ninguno de los dos pudo resistirse.
Era la primavera de 1953 y todo invitaba a pensar que lo peor de la posguerra había pasado. En el aeropuerto de Barajas se agolpaba una multitud esperando a la estrella más admirada del momento: Ava Gardner. Llegaba a Madrid después del largo rodaje de Mogambo, a las órdenes de John Ford. Necesitaba encontrarse a sí misma.
Su amigo Howard Hughes le solía decir que fama y amor eran incompatibles y sus tres maridos, Mikey Rooney, Artie Shaw y ahora Frank Sinatra, lo confirmaban. Eran sus tres grandes fracasos. Solo deseaba olvidar.
Una noche se cruza en su camino Luis Miguel Dominguín, el torero del momento. Sus miradas se cruzaron y, en ese momento, supieron que acabarían juntos. Ambos eran famosos, guapos, jóvenes y, sobre todo, apasionados y libres.
Así fue también su historia.